sábado, 12 de noviembre de 2011

Caos en la era Google


El jueves pasado debían comenzar a exponer sus trabajos monográficos finales un grupo de alumnos de 4º1a. Para este trabajo, basado en la elección de una novela que cada grupo eligió del escritor Gabriel García Márquez, se trabajó durante todo el trimestre con múltiples recursos. Uno de ellos fue subir al blog y a la wiki muchísimo material que yo previamente había chequeado para que este fuera confiable. De la misma forma expliqué detalladamente la forma de presentación y de exposición con una guía del análisis literario.
El resultado no fue bueno y mi enojo, tal vez desproporcionado, fue la consecuencia de múltiples causas que trataré de explicar.

 Nos acostumbramos en nuestra vida como usuarios de internet a búsquedas parciales y superficiales. Ya no leemos obras enteras sino que consultamos extractos o una serie de citas que resumen el contenido de libros. Vivimos picoteando aquí y allí, recibiendo gigabytes de información variada y múltiple que no podemos procesar más que superficialmente. Vamos de un sitio a otro incapaces de detenernos en un planteamiento o una idea. Somos dispersos y superficiales, enamorados del zaping de ideas y de la banalización de cuestiones profundas.
¿Y cómo podrán expresar la complejidad de cualquier asunto cuando los ejercicios de redacción y exposición de un tema les plantean dificultades insalvables para sus capacidades expresivas, así como para la velocidad a que están habituados a vivir? ¿Tiene algún sentido ser capaces de ordenar las ideas y expresarlas de un modo coherente y adecuado? La noción de orden está afectada: orden gramatical, orden ortográfico, orden léxico, orden tipográfico, orden de ideas, de categorización (de jerarquía, de subordinación)...
El desorden de google debería suponer e implicar una ordenación previa de nuestra mente. En nuestro caso, como adultos y profesores algunos, hemos de observar que hemos sido afectados también por este continuo salto entre enlaces hipertextuales que hace perder la noción de jerarquías, si uno no la posee suficientemente. Lo vemos en los desordenados debates en televisión, en nuestras conversaciones apresuradas, en la conformación de toda la información en tweets para comentar cualquier aspecto de la realidad. Nos quedamos en la superficie, en micronodos de información, que se enlazan unos con otros de modo caótico.
Este es el mundo en que se mueven algunos de estos jóvenes: un mundo en que la memoria, la comprensión de ideas, el orden, la jerarquía, el sentido de la copia, están profundamente afectados por un modo vertiginoso, fragmentario y asistemático de contemplar la realidad que se muestra como una acumulación desordenada  de información que no saben extraer para poder establecer relaciones causales entre los procesos reflexivos.
A modo de conclusión diría que es responsabilidad nuestra como docentes insistir con la pasión que nos acompaña en esta bendita profesión para que nuestros queridos alumnos se den cuenta de que esta maravillosa herramienta es simplemente un recurso más, y como tal 
no debe anular la capacidad de reflexión, de análisis y de elaboración artesanal.

Nos seguimos leyendo!!!



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