martes, 6 de diciembre de 2011

Fin del ciclo lectivo- Tiempo de cosecha


El bambú japonés ( cuento sufí)
No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.

También es obvio, que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡crece, maldita seas!"

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:

Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable, en realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!

¿tardó sólo seis semanas en crecer?
No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito, aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que, en muchas ocasiones, estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este, al fin, se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.

Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.

Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.


Porque estoy convencida de que educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender, en la posibilidad de mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento,el respeto, la dedicación, el amor e infinitas dotes de paciencia.
Por eso, en este tiempo de cosecha, quiero agradecerles a todos nuestros alumnos por sembrar y ser semillas, por no bajar los brazos, aunque el resultado no sea el esperado, porque lo importante es sentir que, como el bambú japonés, algo está sucediendo dentro nuestro.....estamos creciendo.
También quiero hacer extensivo mi agradecimiento a todos los docentes del Área por su valiosa colaboración.
Les deseo a todos una Feliz Navidad y un Año Nuevo colmado de salud, plenitud y buena vida!!!
Nos reencontramos para seguir leyéndonos, el 13 de febrero de 2012.
Profe Diana Serrago

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